Soy yo otra vez, ¿Me recuerdas?
debe de ser difícil para ti escribirme después de tanto tiempo. Incluso hoy, creo que nuestro antiguo método de comunicación perderá validez, todo por la falta de emoción mutua y el desinterés obvio en el destino del otro.
Si arrojo este papel por la ventana... ¿lo leerás?, o, ¿lo lanzarás a la primera caneca que te encuentres en el camino?
Ya no estoy segura.
Por tres largos años haz estado ahí, leyéndome; buscando entre mi basura emocional algún nuevo desorden para analizar. ¡Sí, vástago! no lo puedes negar, para eso me tienes psicólogo de pacotilla.
Pararé de escribir, no te ofendas pero es que simplemente me acabo de asquear en mi propia necesidad.
¿caneca o tu mente. Hay alguna diferencia?
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